Segundo día consecutivo (no os
preocupéis, volveré a tomarme un ligero descanso de Ranma) vuelvo a la carga
con un tomo más del manga sobre la gente que cambia cuando les toca el agua (no
es que vayan muy sucios, es que se transforman).
La primera mitad del tomo ha
sido un más de lo mismo con capítulos incluso malos, entre los que sólo se salvaba
aquel en el que Ryoga usa cierto artefacto que acaba haciendo que Ranma se
enamora de él. Una historia divertida pero que tampoco va más allá.
Pero la segunda mitad del tomo
es ENTERA una historia, concretamente sobre unos luchadores que desde tiempos inmemoriales
se han apareado con animales, de los que han obtenido características (no me
preguntéis cómo), unos personajes que tienen un objeto que puede dejar el
cambio permanente en la gente como Ranma (sin poder volver a la forma original)
y otro que revierte lo hecho por el anterior. Está siendo una historia bastante
divertida, con Ryoga y Mousse como coprotagonistas y un trío de enemigos nuevos
con bastante carisma.
Me gusta especialmente cuando
las historias son largas y la autora se toma su tiempo para presentar personajes
nuevos y desarrollar una trama mínimamente coherente (dentro de lo que es capaz
de ofrecer Ranma, se entiende), dando como resultado las mejores historias de
la serie sin ningún tipo de duda.
Todavía quedan otros seis o
siete tomos para terminar la obra, veremos qué tal sigue, aunque espero que se
parezca mucho más a la segunda mitad de éste tomo que a la primera.
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