Más vale tarde que nunca, y es
que hoy me pondré a hablaros un poquito de la que ha sido sin lugar a dudas la
sorpresa del verano (del 2016, se entiende), una serie de Netflix que ha
llegado sin hacer ruido y se ha ido causando sensación.
El argumento es sencillo: en
un pueblo en el que nunca pasa nada desaparece un chaval mientras iba desde
casa de sus amigos hasta la suya. Desde ese momento veremos desde tres frentes
distintos los intentos por saber dónde está el niño.
Una serie con un tinte
sobrenatural muy marcado, tirando de los clichés que se llevaban en el cine de
los ochenta (al que fusila sin piedad a modo de homenaje) y convirtiéndose por
méritos propios en un producto para nostálgicos. Posiblemente sea esa
referencia constante a películas como ET, los Goonies, Poltergeist, Ojos de
Fuego… multitud de referencias que harán las delicias de los más cinéfilos (y
si rondan la cuarentena mejor).
Posiblemente sea esa nostalgia
bien entendida lo que ha hecho que la serie haya arrasado tanto, y es que todo
nos lleva a esa época: desde la ambientación, los planos, las escenas, la
música, la trama… todo está hecho para disfrute de los que vivimos esa época.
Entonces, la serie la pueden
disfrutar los que no han vivido esos años? Sí, sin lugar a dudas está lo
suficientemente bien hecha y es lo suficientemente buena como para gustar a
todo tipo de público, pero también es cierto que no eres el público objetivo.
Los ocho capítulos nos dan
tres enfoques distintos según la edad de sus protagonistas.
Para empezar están los amigos
del desaparecido, un grupo de freaks de la época que nos recuerdan muchísimo a
los Goonies y que, en mi opinión, se llevan las mejores partes de la cinta. No
en vano son ellos los que interactúan con Once (una chica misteriosa con
poderes que parece relacionada con la desaparición) y van mejor encaminados en
la búsqueda. Lástima que el chico negro esté tan mal doblado al castellano, de
verdad que se te ponen los pelos como escarpias cada vez que le oyes.
Luego tenemos a los
adolescentes, una trama más similar a las de las películas de miedo mezclado
con amoríos de instituto. Personalmente creo que es la más floja de todas,
siendo bastante sosa en algunos tramos e incluso con una trama algo absurda en
otros.
Y para terminar tenemos a los
adultos, estando a la cabeza el sheriff del pueblo y la madre del chico. Estos
dos creo que son los que mejor papel hacen, con el sheriff a la cabeza. Cada
uno de ellos se toma el caso con un enfoque distinto (la madre volviéndose cada
más loca y el policía metiéndose más y más en el caso).
En el lado negativo tenemos
algunas incoherencias de guion (como las reacciones a la desaparición de la
amiga o el cambio radical del novio en la trama adolescente), otras que se
podrían haber explotado más (como el papel del padre de Once) y otras que se
explotan demasiado (el tema nostalgia está tan presente que como no te guste te
puede empachar).
Con todo queda una serie
distinta a lo habitual a día de hoy, que termina su trama en ésta primera
temporada (aunque la puedan seguir con una segunda, que lo harán) y que da lo
que promete: cine ochentero llevado a día de hoy.
Totalmente recomendable.
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