Ya queda menos, un tomo más y
acaba la relectura de 20th century boys (la semana que viene casi seguro). Y es
curioso porque pese a tratarse del penúltimo tomo y haber cierta sensación de
estar a punto de terminar, también tengo la sensación de que he estado ante un
tomo más, no ha habido esa traca habitual ni ese colocar de piezas previos a un
final apoteósico que tanto acostumbramos a ver en las obras japonesas.
El tomo en cambio sigue
desarrollando las tramas, que si los Ovnis, que si lo que sucedió realmente con
la base secreta del grupo, que si reaparecen un par de personajes olvidados
(por el público, Urasawa nunca olvida nada), que si falta el canto de un duro
para el reencuentro final, que si Amigo al fin dice la verdad… montón de
pequeñas tramas que son lo que acaba por atraparte, pero que os digo desde ya
que muchas de ellas quedarán abiertas.
En lo personal sigo pensando
que es una obra excelente (y para muestra éste tomo), capaz de jugar con los
recuerdos, la nostalgia de la infancia, el saltar adelante en el tiempo y hacer
malabares con multitud de personajes carismáticos (como el cura de los
tatuajes). Pero peca de querer ser una trama demasiado ambiciosa y no cumplir
la expectativas cuando las cosas van resolviéndose (lo que me temo me pasará
con Billy Bat).
Aun así, una obra totalmente
recomendable para los amantes de los thrillers o las historias con suspense y
cliffhabgers a cada paso.
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