Vuelve Rave al blog, y lo hace
con un tomo que me ha gustado mucho. Incluso podría decir que se ha colado
entre mis favoritos de ésta obra (y posiblemente siga siéndolo cuando llegue al
final).
Lo primero y menos importante
es lo que sucede con el protagonista, es algo que vemos al inicio y al final
del tomo y nos muestra un poco lo que está por venir. Pero lo dicho, visto el
resto del volumen nos importa bien poco.
Porque lo demás es la historia
de Reina y Música. Los dos personajes que están en bandos opuestos pero a los
que une su búsqueda de la mítica arma Silver Ray.
Con éstos dos personajes
asistiremos a una de las tramas más épicas, bonicas y emocionantes de Rave; una en la que los dos
enemigos se unen para hacer frente a un villano en apariencia indestructible.
Me encanta porque hay química entre los dos personajes, es una relación que
está naciendo y acaba por cortarse de forma trágica en una de las bajas más
recordadas (en mi caso) del manga shonen (también es que hay pocas de relevancia).
La emotividad que sabe
imprimirle Mashima al tramo final de dicha historia me parece simplemente
genial, y más porque no recurre al habitual truco rastrero de resucitar al
personaje cuando le viene bien. No, muere bien muerto.
Sinceramente me parece que es
un acierto más por casualidad que buscado, porque no recuerdo unos niveles tan
buenos en lo que se refiere a tragedia dentro de sus obras (y eso que le gusta
buscarlos). Un oasis dentro del bache que estábamos teniendo en los últimos
tomos, sin duda.
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