Tras el clásico del comic
americano que se pasó ayer por el blog, hoy le toca a uno del manga japonés,
concretamente al tomo que nos lleva al ecuador del Lobo Solitario y su
Cachorro.
Si sois asiduos al blog me
habréis leído decir ya que es un manga que lee muy bien, pero cuya calidad
depende mucho de las historias que tenga a bien contarnos, ya que, pese a que
tiene una trama que nos sirve de hilo conductor y de excusa para el viaje de
los dos protagonistas, son las historias autoconclusivas las que ocupan la
mayor parte de la obra.
Pues bien, las autoconclusivas
de éste décimo tomo son todas magníficas. No sólo están contadas con la
maestría habitual en la composición de viñetas, sino que las tramas son en sí
mismas muy buenas y auténticos retratos de cómo era el Japon medieval real; ese
en el que los corruptos abundaban o donde se hacían auténticas atrocidades por
honor.
Historias contadas con muy
poco diálogo, basadas siempre en la narración visual, sin apenas textos
aclaratorios… una muestra de cómo deberían contarse las historias en el medio.
Me gustan todas, desde las dos
últimos protagonizadas por el niño hasta las que contienen más acción. Porque
de eso tenemos también: historias totalmente contemplativas mezcladas con otras
donde la sangría es abundante.
En fin, que me enrollo.
Posiblemente el mejor tomo de la obra hasta el momento (como casi siempre).
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