Segundo tomo de lo nuevo de
mis queridas Death Note y Bakuman, un manga que nos trae la guerra entre varios
candidatos a ser Dios.
Éste volumen ya da un paso al
frente y resulta bastante más entretenido que el anterior, con los típicos
juegos mentales que tanto gustan a su guionista. Básicamente tenemos a uno de
los candidatos haciendo un show para acabar con todos los que pueda, un
escenario abierto y al protagonista sin terminar de explotar.
Lo que hace referencia al “malo”
de la obra me gusta, creo que tiene carisma y demuestra cierta inteligencia. En
cambio, tanto el protagonista como su actual aliada me siguen pareciendo más
sosos, dos personajes que no tienen claro qué quieren hacer (especialmente el
personaje femenino, sin ningún tipo de carisma por el momento).
Llama la atención la crudeza
de algunos momentos del tomo, ya pasaba en el primero (que arrancaba con un
suicidio) y vuelve a suceder en éste: el público objetivo es de más edad que el
shonen típico, aunque tenga bastantes elementos en común con el mismo.
Con dos tomos ya, y pese a que
éste me ha gustado bastante, sigo teniendo la sensación que es una obra que
está por explotar, a la que aún le falta desarrollo para ser lo que debe ser,
como si arrancara lenta o a los personajes les faltara gancho (algo que en
obras anteriores del dúo no sucedía). Pero bueno, le daré tiempo en éste
aspecto.
Lo que no es perdonable es la
edición, que me ha venido con un capítulo montado con las páginas del revés,
como si lo hubieran sacado entero y lo hubieran puesto cabeza abajo antes de volverlo
a montar. Tremendo tirón de orejas para Norma.
En fin, dibujo excelente, trama que va despegando y tremendo
punto de partida.
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