Lo malo es que el villano no tiene ningún tipo de carisma (es una mano con ojos) y el combate en sí, pese a estar bien dibujado y ser emocionante, tiene un toque bizarro y asqueroso que tira para atrás en varias viñetas. Un tono que en otro manga no me sabe mal, pero que no me pega para nada en Bleach.
Lo bueno es el capitán que lucha, el tipo del laboratorio que tiene un truco tras otro (en éste personaje lo veo justificado) y disfruta casi como Zarachi con un combate en el que le sorprenden.
Por suerte el tomo ha pasado bastante mejor que los dos anteriores, no es que sea bueno, pero sí que consigue entretener y engancha bastante. Lo mínimo que se le debe exigir a éstas alturas al manga.
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