Tarde, como siempre, pero el caso es que hoy os
hablaré de la tercera temporada de The Crown, uno de los mejores (y más caros)
productos que tenéis disponibles en Netflix.
Ésta tercera temporada viene con un cambio
general de cast, y es que los años pasan, y la reina y los suyos se hacen
mayores más deprisa en la serie que los actores en la vida real, esto hace que
vayamos a tener una serie con tres castings distintos, según la edad de los
protagonistas.
Lo que en un principio puede descolocar,
enseguida es un punto a favor de la serie. Los nuevos están realmente
estupendos, son más creíbles equiparándoles a sus homónimos reales de esa época
y funcionan estupendamente en conjunto. Puede que la elección de Helena Bonham
Carter no haya sido la más adecuada, pero por lo demás mis dieces para los
directores de casting.
Y vale la pena acercarse a la serie sabiendo que
trata de la monarquía inglesa? Sí, sin duda. Y vale la pena no sólo por lo bien
hecha que está (escenarios, actuaciones, ritmo, fotografía, vestuario...) es
que los argumentos de los capítulos son tremendamente interesantes y un reflejo
de la historia europea de las últimas décadas.
Esa mezcla entre culebrón de altísimo presupuesto
y serie histórica es la que hace que enganche, que quieras ver un capítulo más,
un a ver cómo me sorprenden con el siguiente. Porque cada capítulo es
independiente de los demás, lo que hace que sea mucho más fácil acercarse.
De mis series en emisión favoritas y una que no
me canso de recomendar a cualquiera que quiera escucharme.
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