jueves, 26 de agosto de 2021

Cobra Kai T3

 Sin apenas descanso desde la llegada de la segunda temporada a Netflix nos llegaba la tercera entrega de Cobra Kai, uno de los éxitos más inesperados de los últimos años en la ficción televisiva, y es que, quién iba a pensar que un revival de Karate Kit con los actores creciditos funcionaría tan bien?


En fin, que después de una excelente primera temporada teníamos una segunda en la que los actores adultos daban un ligero paso al lado, con mayor protagonismo de unos chavales bastante desubicados.  Y con esto quiero decir que la segunda temporada, pese a gustarme, no me enganchó tanto como la primera, en la que ya sólo el personaje de Lawrence sostenía la serie.

Ésta tercera entrega arranca tras el traumático suceso del final de la segunda, algo que se arrastra un poco durante ésta temporada y que sirve de motor para la misma: un chaval quedó inválido (por poco tiempo) y la mala hostia de los discípulos de Kobra Kai está a punto de salirse de la escala (es lo que tiene ese Sensei).

En ésta entrega tenemos el avance de esas rivalidades, el ver cómo van cayendo un poco en la locura y cómo todo se nos orienta hacia una cuarta temporada donde debería saltar todo por los aires (y terminar).

Ésta temporada debo decir que me ha gustado más que la anterior, quizá por esa recuperación en el protagonismo de los adultos, los mejores actores y los que tienen tramas más interesantes: la vuelta de una ex, el viaje a Japón, el reconocer que se ha hecho mal, etc… hasta el punto final.

Por la parte de los chavales sigo pensando que la mayoría son actores bastante malos, y que sus tramas son cuanto menos absurdas (a la mayoría hay un momento que deberían haberlos puestos en un centro de menores), pero bueno, molestan menos y apoyan a las de los adultos.

Resumiendo: sigue siendo un producto nostálgico (cuando mejor funciona) ligeramente lastrado por unos chavales que no tienen el carisma de sus mayores, por mucho que lo intenten. A ver qué tal la cuarta entrega, si serán capaces de matar a ésta inesperada gallina de los huevos de oro (y que les tiene que costar dos duros producir). Por mí, que hagan el torneo y terminen.

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