Llegamos al fin al penúltimo
tomo de Naruto, ése manga que lo rompió cuando salió en España y que año tras
año ha seguido allí, para acumular ni más ni menos que 72 tomos antes de
finalizar.
Éste tomo que nos ocupa hoy
cuenta la batalla final entre el grupo 1 y el enemigo que ya no tengo demasiado
claro quién es, porque tras tanta transformación y tanta revelación sobre los
planes del malo la cosa ha degenerado tanto que el que se supone es el enemigo
final no tiene ni pizca de carisma.
Quitando un malo tan soso el
tomo es simple y llanamente el combate entre los antiguos integrantes del grupo
con el que empezó todo y éste enemigo, una batalla llena de efectos especiales
que estoy seguro mejorará vista en anime, porque si algo hacía bueno a éste
manga era que los combates eran de cierto ingenio, y aquí ya simplemente se
limitan a hacerla más grande cada vez.
Lo mejor del tomo es esa
sensación de vuelta a los inicios que tiene el tramo final, cierto sabor a
despedida antes del tomo de cierre y que nos recuerda un poco todo lo que ha
sucedido antes de llegar aquí y que tanto ha desvirtuado ésta eterna batalla
final.
El tomo en sí es entretenido,
algo esperable en uno de combates, pero sinceramente para la traca final de
ésta serie esperaba otra cosa, algo ligeramente más épico o que involucrar a
los personajes a un nivel algo más sentimental que físico.
Pero es lo que hay, Naruto va
llegando a su fin y curiosamente en éstos momentos no apena para nada. Ya va
tocando que salga ese último tomo y pueda tener la colección entera en la
estantería, lista para una relectura express, a ver si éste tramo final leído
de seguido mejora.
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