Vuelvo de nuevo a visitar 20th
Century Boys, dieciséis tomos ya de ésta nueva relectura para un manga que una
vez entras en él cuesta salirse.
Éste tomo en concreto gira en
torno a dos elementos bastante interesantes.
Primero tenemos el pasado
(esos ya muy visitados 60) pero desde el punto de vista de amigo. Aquí le vemos
de niño, siendo un borde, un amargado sin amigos que envidiaba sobre todas las
cosas a Kenji y su panda. Alguien rencoroso como pocos capaz de hacer
auténticas barrabasadas ya desde la infancia.
Y luego toca otro salto temporal,
en ésta ocasión tres años hacia el futuro, en el que vemos un Tokyo muy similar
al de los años 60, con una sociedad totalmente reprimida bajo las mentiras de
amigo y que parece acostumbrada a dicha represión. Para que os hagáis una idea:
toque de queda y muros dividiendo los distritos. Aquí empezamos siguiendo a dos
chavales que no conocíamos de nada, cuya aventura nos hará reencontrarnos con
Otcho y ver si hay resistencia o cómo se toma la gente la represión.
Como he dicho al empezar ésta
obra te atrapa una vez entras en ella (algo que puede tardar más o menos pero
que termina sucediendo), y lo hace en parte gracias a que su autor se atreve a
darnos cosas tan rompedoras como éste cambio de escenario a un futuro post
apocalíptico, cambiando de nuevo las reglas del juego. Eso sí, el salto puede
desconcertar bastante.
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