Es definitivo, el nivel de Happy ha subido un montón y engancha cosa
mala. Después de éste tomo
me quedarán dos más, y empieza a darme
mucha pena que ésto termine.
Lo mejor del caso es que el manga ha evolucionado no gracias a los
logros de su protagonista o su objetivo, sino al crecimiento de
personajes secundarios como su amigo del colegio o la chica de buena
casa que sólo sabía decir que sí a todo. Es increíble cómo
Urasawa ha sabido coger a personajes arquetípicos y les ha dado
golpecitos que les han cambiado, poco a poco, pero sin pausa.
Además, lo típico y tópico ha quedado de lado. A ver, se siguen
usando alguns clichés (como la lesión), pero más allá de la mala
del manga, el resto se sienten ya como personajes vivos, con aristas,
objetivos...
Ha sido un tomo que me ha pasado volado, y es que tiene de todo:
acción, evolución de personajes, buen dibujo, buena narración
visual... en fin, que me lo he pasado como hacía tiempo que no lo
hacía con un manga. Qué grande es Urasawa!
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