martes, 7 de marzo de 2017

Lobo Solitario y su Cachorro #8

He tardado más de lo normal en retomar Lobo Solitario, y no porque sea un manga que no me esté gustando (al contrario) sino porque el tiempo da lo que da y le han pasado por delante lecturas más ligeras.

En fin, espero que no pase más y el ritmo de los doce tomos que me quedan para terminar la serie sea
algo más regular (o me quedaré sin ellos en las tiendas XD).

El tomo que nos ocupa hoy muestra un síntoma que se venía viendo en los tomos anteriores, y no es otro que hacer capítulos generalmente más largos, de tal modo que las historias autoconclusivas que se cuentan en los mimos tienden a estar más elaboradas y dejar mejor sabor de boca. Es un cambio a mejor, que hace que la experiencia con cada tomo sea mejor que al tener más historias, pero más cortas.

Y luego tenemos la siempre presente trama de los Yagyu, una trama que se avanza poquito pero que sigue presente.

Diría que éste tomo es un ejemplo perfecto de lo que está siendo la obra en cuanto a temática: campesinos negociando con un noble, yakuzas haciendo el mal, historias de venganza, emotividad con el reencuentro padre/hijo y, en definitiva, un pequeño retrato de lo bueno y lo malo de la sociedad feudal japonesa.

Y todo narrado a la perfección, como siempre, en un ejemplo a lo Adachi de cómo deben situarse las viñetas y cómo debe narrarse en papel.

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