Aquí va el relato de la semana, siento que no sea mejor, pero es que no estoy de humor para tocarlo demasiado, igual antes de la semana que viene hago otro.
- Diles a estos señores que o nos dejan meter un ventilador o yo me vuelvo con tu madre.
Estábamos paseando por su nueva residencia, hacía ya años que lo necesitaba, pero hasta ahora no nos lo habíamos podido permitir. Ella lo miraba todo como si lo viese por primera vez, igual en su cabeza era así.
- No te preocupes que ahora mismo se lo digo.
Asintió y volvió a su mundo.
Y el ganador de la semana pasada es:
—No, así es el infierno.
—Pues no me gusta. Me casé contigo para ser feliz no para terminar en el infierno. ¿Estás seguro que no podemos meter un ventilador?
—Segurísimo, aquí se viene a pasarlo mal.
—Pues yo con el calor no puedo, bien lo sabes, que no sé de qué han servido estos cuarenta años juntos. ¡Al final me voy a morir de un sofoco!
—Pero mi vida, ¿no te das cuenta?, si estamos en el infierno es porque ya estamos...
—Calla, calla, déjate de monsergas. Dile a estos señores que o nos dejan meter un ventilador o yo me vuelvo con tu madre.
Como siempre os animo a tod@s a participar, a ver si esta vez se anima alguien.
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miércoles, 28 de noviembre de 2007
jueves, 22 de noviembre de 2007
Microrelatos - No, así es el infierno.
Un martes más y un nuevo microrelato para el concurso de la ser.
- No, así es el infierno.
Fue lo primero que oí tras producirse la fuerte detonación, sin duda en un conducto de gas. Eran unas palabras amortiguadas por el humo, pero me alegró ver que había más gente entre la humareda. En mi fuero interno le dí la razón, y es que ante mí se presentaba un escenario de pesadilla.
- Tranquilo, -grité. - En seguida saldremos de aquí.
Una mano agradecida tomó la mía, y juntos nos dirigímos renqueantes hacia la salida de emergencia. Al llegar a la escalera el segundo avión hizo impacto.
Y el ganador de la semana pasada:
—¿No usas ahora el presente, Mario? —¿Para qué? No hay presente y sin presente no hay futuro. Lo único que tenemos es el pasado. Lo mejor es acostumbrarse. —No sé si podré. Aún los veo. Veo a mi hermano riendo en el parque, a mi madre llorando en la cocina. ¿Cómo puedo hacerlo? —Lo harás, simplemente lo harás. Un día no sentirás nada al verlos. Será como ver una película que ya has visto. Serán como fantasmas que deambulan por la casa, por la calle. —No quiero acostumbrarme. No son ellos los fantasmas, somos nosotros. —Así es el limbo. —No, así es el infierno.
Microrelatos - No, así es el infierno.
Un martes más y un nuevo microrelato para el concurso de la ser.
- No, así es el infierno.
Fue lo primero que oí tras producirse la fuerte detonación, sin duda en un conducto de gas. Eran unas palabras amortiguadas por el humo, pero me alegró ver que había más gente entre la humareda. En mi fuero interno le dí la razón, y es que ante mí se presentaba un escenario de pesadilla.
- Tranquilo, -grité. - En seguida saldremos de aquí.
Una mano agradecida tomó la mía, y juntos nos dirigímos renqueantes hacia la salida de emergencia. Al llegar a la escalera el segundo avión hizo impacto.
Y el ganador de la semana pasada:
—¿No usas ahora el presente, Mario? —¿Para qué? No hay presente y sin presente no hay futuro. Lo único que tenemos es el pasado. Lo mejor es acostumbrarse. —No sé si podré. Aún los veo. Veo a mi hermano riendo en el parque, a mi madre llorando en la cocina. ¿Cómo puedo hacerlo? —Lo harás, simplemente lo harás. Un día no sentirás nada al verlos. Será como ver una película que ya has visto. Serán como fantasmas que deambulan por la casa, por la calle. —No quiero acostumbrarme. No son ellos los fantasmas, somos nosotros. —Así es el limbo. —No, así es el infierno.
- No, así es el infierno.
Fue lo primero que oí tras producirse la fuerte detonación, sin duda en un conducto de gas. Eran unas palabras amortiguadas por el humo, pero me alegró ver que había más gente entre la humareda. En mi fuero interno le dí la razón, y es que ante mí se presentaba un escenario de pesadilla.
- Tranquilo, -grité. - En seguida saldremos de aquí.
Una mano agradecida tomó la mía, y juntos nos dirigímos renqueantes hacia la salida de emergencia. Al llegar a la escalera el segundo avión hizo impacto.
Y el ganador de la semana pasada:
—¿No usas ahora el presente, Mario? —¿Para qué? No hay presente y sin presente no hay futuro. Lo único que tenemos es el pasado. Lo mejor es acostumbrarse. —No sé si podré. Aún los veo. Veo a mi hermano riendo en el parque, a mi madre llorando en la cocina. ¿Cómo puedo hacerlo? —Lo harás, simplemente lo harás. Un día no sentirás nada al verlos. Será como ver una película que ya has visto. Serán como fantasmas que deambulan por la casa, por la calle. —No quiero acostumbrarme. No son ellos los fantasmas, somos nosotros. —Así es el limbo. —No, así es el infierno.
Microrelatos - ¿No usas ahora el presente, Mario?
Segunda semana que me dá por participar en el concurso de relatos de la ser (sé que no ganaré nunca, pero me entretiene un rato pensar en un relato cortísimo). Ésta semana la frase da un poco más de juego, y por ello he escrito dos relatos distintos (me gusta más el primero).
¿No usas ahora el presente, Mario? No. La respuesta era fácil. Hacía ya mucho que lo era. El tiempo se había encargado de ello; y las crueles leyes naturales lo habían remarcado. Ante mí veía a una mujer que en nada se parecía a aquella chica de sonrisa fácil de la que me había enamorado. Buscaba en sus ojos algún motivo para decir que sí. No encontré nada. Al fin contesté: Sí cariño, cómo no iba a quererte igual que el primer día?.
Lo más fácil era seguir igual.
Y ahora el segundo, que el primero me había quedado un poco triste.
¿No usas ahora el presente, Mario? Asomando por encima de mi hombro le noto con la vista fija en lo que estoy escribiendo. Es mi fan número uno, y si tiene algo de tiempo libre siempre lo dedica a verme trabajar. Vuelvo a fijar mis ojos en la hoja que hay encima de la mesa. Tiene razón. Hago un borrón en la página y me levanto. Y es que cuando tu nieta de doce años te corrige lo mejor es prepararle la merienda.
Ah, os dejo también el ganador de ésta semana, que está realmente bien:
-¿Cómo se llamaba? -No es necesario que me hables de usted. Me llamo Mario. -¿Y yo? ¿Cómo me llamaba? -Te llamas. Todavía te llamas Isabel. Y eres mi mujer. Siéntate y come. -¿Esto me gustaba? ¿Qué era? -Sí. Te gustaba. Te gusta. Es sopa. -¿Comía siempre ahí enfrente? -¿Quién? -Usted. -Siempre, Isabel. Siempre como aquí enfrente. Delante, a tu lado. Siempre. -¿Y me quería? -¿Quién? -Usted. -Te quería. Sí. Te quería, Isabel. -¿No usas ahora el presente, Mario?
Si es que no tengo posibilidades XD. En fin, qué se le va a hacer.
PD: Os animo a que en los comentarios dejéis algún relato vuestro (100 cochinas palabras), con la frase inicial de los dos míos; a ver qué os sale!
Microrelatos - Cómo se llamaba?
Para los que escuchéis la cadena ser, sabréis que todos los martes hacen un concurso de microrelatos (de no más de 100 palabras), dando cada semana una entrada, y teniendo de redactar el relato a partir de ésa frase.
El caso es que tras escuchar durante mucho tiempo los relatos de los demás, me he animado a enviar yo también alguno, más que nada porque no llevan mucho tiempo y se hace entretenido (100 palabras a la semana las puede escribir cualquiera, lo difícil es que tengan coherencia XD).
El relato de ésta semana tenía que empezar con la frase cómo se llamaba? y yo, sin ninguna esperanza ni de ser seleccionado he escrito el siguiente relato:
Cómo se llamaba? En el laberinto de mi memoria ha desaparecido su nombre, sé que debería acordarme. Más de cincuenta años de convivencia, y me es imposible recordarlo. Evoco lo feliz que me hizo tenerla a mi lado, y el momento en que me dejó. Voy a la cama y rompo a llorar al sentir cómo se me escapa poco a poco su rostro. El sabor que moja mis labios me trae al fin el tan ansiado recuerdo: Mar. Y lloro de nuevo porque ya no sé de quien es el nombre ha asaltado mis recuerdos.
Pues ahí queda, me ha salido un poco triste, pero es lo que se me vino a la cabeza al sentarme frente al teclado. Os animo a todos a colgar los vuestros, que siempre es un buen ejercicio escribir algo todas las semanas.
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