Hacía tiempo que no me ponía
con Fairy Tail, pero me pasé por Norma Comics en Barcelona y me di cuenta de
que el manga había terminado ya, y tenía poco más de diez tomos por delante
para terminar la obra.
Así pues, como he sido incapaz
de encontrar el tomo 18 de Lobo Solitario y su Cachorro (la otra obra que
quiero acabar en breve) me he hecho con el que me tocaba de Fairy Tail (y otro
de One Piece que tenía colgado y os traeré enseguida). Y éste es el tomo que os
comento ahora.
Es curiosa la facilidad que he
tenido para volver a entrar en la trama, a ver, el autor nunca ha sido especialmente bueno para desarrollar
tramas complejas, y eso ha jugado a favor de volver a él más de un año después
del último tomo.
Me he encontrado al grupo
(enorme) de protagonistas defendiéndose de una invasión a gran escala, con una
serie de magos con poderes desproporcionados y combates por doquier.
Es un tomo de los que el autor
sabe hacer: acción, momentos molones, buena acción y frases lapidarias.
Eso sí, el arranque me ha
dejado con el culo torcido, con un capítulo que no podía ser más fanservice.
Una villana colándose en casa de una de las protagonistas, bañándose en
pelotas, y haciendo que la protagonista se bañe con ella¿? De verdad, hemos
llegado a un punto en éste aspecto en el que Fairy Tail ha perdido el norte.
Pero bueno, tomo divertido,
que pasa fácil y deja con ganas de seguir leyendo. Poco más se le puede pedir a
ésta obra a éstas alturas.
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