martes, 12 de noviembre de 2013

Vagabond #34


Al fin, han sido unos años de espera que se han hecho muy largos, pero al fin volvemos a tener por aquí un tomo nuevo de Vagabond. No me meteré en las circunstancias que han llevado a un retraso tan largo, pero el caso es que ya lo tenemos aquí.

Para los nuevos en el blog deberíais saber que considero a Inoue uno de los mayores genios de la historia del manga, capaz de hacer cosas tan divertidas y buenas como Slam Dunk y luego pasar a obras de arte visuales como es éste Vagabond.

Sí, si por algo destaca Vagabond es por su soberbia calidad visual y su peculiar ritmo y forma de contar las cosas.

Y éste tomo no es una excepción: cada viñeta es un gustazo para los sentidos, mientras que el ritmo es algo desigual, con trozos de relax seguidos de momentos que podrían ser casi un día a día de la vida del samurái. Sin prisa por llegar al prometido clímax de la obra, éstas cosas llevan su tiempo y creo que será una obra para leer de una sentada y disfrutar al completo cuando esté acabada.

El tomo es lo habitual en la serie, con protagonismo para los dos antagonistas (aunque aún no lo sepan) y un tipo de manga que no gustará a los que no hayan gustado los anteriores y encantará a los fans.

Vagabond es distinto: o te aburre o lo amas. Y a mí me encanta.


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