Éste fue el juego por el que
compré una PS3, una obra de la mano de los creadores de Shadow of the Colossus
e Ico que iba a revolucionar la narrativa en las aventuras y a dar una historia
emotiva.
Pero los años fueron pasando, y
The Last Guardian acabó siendo uno de esos juegos que nunca se anuncia, una
promesa anual que tardó mucho en acabar en las tiendas. Pero salió (en la
siguiente generación de máquinas), y aquí tenéis mi reseña.
Historia: En el juego controlaremos a un chico que despierta
encerrado en un pozo junto a una bestia gigante. Tras unos titubeos iniciales,
poco a poco se irá creando un vínculo entre el chico y la bestia, a la par que
exploramos el entorno e intentamos encontrar una forma de llegar a casa.
No sería un juego con una trama
profunda, pero sí que consigue hacer que el jugador se sienta dentro de una
historia, sin apenas contexto ni diálogos y se lance a protagonizarla.
Además, el vínculo entre los dos
personajes es muy emotivo, y el auténtico motor de la trama del juego.
Apartado Técnico: Cuando se presentó el juego era una auténtica
virguería técnica, un portento que merecía la compra de una consola (como fue
mi caso). Pero el paso del tiempo le ha pesado al proyecto, que pese a lucir de
forma notable, tiene muchos dejes de una generación anterior, como ciertas
texturas o partes del escenario.
Por suerte el apartado artístico
lo camufla todo bastante bien, con vistas realmente bien trabajadas, una
arquitectura muy particular (y que comparte con los dos proyectos anteriores
del mismo creador).
Y luego la estrella del show, que
no es otro que la bestia que nos acompaña en todo momento, un animal que se
siente vivo y que se debe llevar casi todo el procesamiento de la PS4. Es un
gustazo verlo en movimiento y sólo por eso ya vale la pena acercarse al juego.
Jugabilidad: Estamos ante un juego eminentemente de puzzles, de
reconocer el terreno y ver cómo llegar a la siguiente zona o cómo hacerlo para
colarnos por cierta rendija.
Para ello controlaremos al
personaje principal en todo momento, un chaval que no es ningún portento físico.
Además, daremos órdenes sencillas a
Trico (la bestia), que podrá (o no) obedecer.
Así, la jugabilidad acaba
empujándonos a probar distintos métodos para sortear los obstáculos, a la par
que intentamos convencer a nuestro amigo de que haga lo que queremos (se
comporta como un animal real, y a veces es casi imposible hacer que deje de
hacer cosas tan chorras como mirarse en un charco).
Reconozco que la experiencia no
es para todo el mundo, porque puedes estar haciéndolo bien pero que sea Trico
el que no quiere hacer lo que le dices (te toca esperar), pero la satisfacción
al ir avanzando y el vínculo que se crea con la bestia bien valen el esfuerzo.
Opinión Personal: The Last Guardian es un juego muy personal, una
aventura objetivamente notable a la que le falta un poco para llegar al
sobresaliente.
Posiblemente el tremendo tiempo
de desarrollo haya sido su mayor handicap, pasando de una plataforma a otra y
cambiando de tecnología entre medias, algo que nunca acaba bien.
Y aun así, la especial
sensibilidad de Fumito Ueda (el creador) consigue un juego distinto, una
aventura sin apenas diálogos, con un bicho que no siempre nos hace caso y en un
lugar misterioso repleto de peligros. Pero una aventura interesante, divertida
de jugar y con un punto especial e indiscutible: Trico es un amor, una proeza
técnica que os quedaréis mirando en más de una ocasión, tanto por su
comportamiento como por lo bien que luce en pantalla.
Os exasperaréis, sonreiréis e
incluso puede que soltéis alguna lagrimilla. Y eso no está al alcance de
cualquiera.
Sí, puede que los puzzles
pudieran estar mejor, o tener un punto extra de calidad en la narrativa, pero
el caso es que éste es el juego que finalmente salió y no el que pudo ser, y
como tal creo que es un juego que vale la pena jugar aunque sea por lo distinto
que es.
A mí me convenció, probadlo y me
contáis.
Valoración Personal: 8,0.
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