viernes, 13 de marzo de 2009

Príncipe de Nada - Triología

Una vez acabada y con el punto de mira puesto en los supuestos cuatro libros para cerrar la saga (titulada en un principio el Segundo Apocalipisis). Se supone que ésto es una triología cerrada, con hasta nombre propio y en la que en principio deberían pasar cosas autonclusivas.
Si queréis ver las reseñas individuales de cada libro, aquí debajo tenéis los links. Éste post es sólo para comentar mi opinión sobre la saga en su conjunto, ya que el tema historia y personajes quedan bastante tratados en las reseñas individuales.
Opinión Personal: El Príncipe de Nada es una triología que debe leerse en varios niveles. Un libro de fantasía épica que va mas allá de lo que es habitual en el género y que le desmarca de los tópicos de un género que en los últimos años está encontrando auténticos fuera de serie que le están dando su enfoque particular (desde Robert Jordan, Sapkowski, George Martin o éste Scott Bakker). Cada uno lo hace a su manera, pero es Scott Bakker el que ha decidido acercarse al género desde el punto de vista del pensamiento y la filosofía.
Se nos narra la historia de una Guerra Santa al estilo de las cruzadas en un mundo con magia reglamentada (escuelas) enfrentadas entre sí pero en precario equilibrio y con un telón de fondo de una antigua guerra en la que nadie cree y de la que una de las escuelas tiene visiones todas las noches, para mantenerles alerta ante la llegada del Consulto.
En ésta guerra tenemos varias facciones, principalmente dos religiones, la inrithi y la fanim. Es el punto de vista de los inrithi el que seguiremos en su lucha contra los fanim. 
A su vez, los inrithi están divididos en varios países, aglutinados en la Guerra Santa por su fe. Pero cada uno quiere luchar para hacer mas grande a su país o a su casa.
Lo que no tuvieron en cuenta a Anasûnimbor Kellhus. Kellhus es llamado por su padre a la ciudad santa de Shimeh (objetivo de la guerra santa) a través de sueños. Ambos forman parte de una estirpe humana que ha vivido aislada, perfeccionando generación tras generación su pensamiento, sus reacciones y capacidad de observación, con el fin de poder ver todas los posibles futuros según sus acciones y actuar en consecuencia en el presente.
Ésto que en un principio puede parecer imposible se nos hace factible en Kellhus, un hombre capaz de dominar y reconocer el movimiento de todos los músculos de su ser por separado, de adecuar la voz a lo requieren las circuntancias y con un intelecto capaz de aprender un idioma en apenas cuatro días.
Éste hombre irá escalando poco a poco, presentándose como un Príncipe de Nada y acompañado por Cnaiür (un scylvendio que clama venganza contra el padre de Kellhus por hechos acaecidos en el pasado). Junto a Cnaiür escalará posiciones en la Guerra Santa, consiguiendo conquistar el corazón de los hombres para ser elevado al estado de Profeta Guerrero, todo ello para llegar a Shimeh, hasta su padre.
En su camino conocerá a Druchas Achamian, un Maestro del Mandato, un hombre torpe al que nadie cree, pero poseedor de la mayor magia existente y convencido que en las sombras está el Consulto, esperando el momento de traer al mundo un segundo Apocalipsis.
Así, Kellhus se valdrá de su Logos (pensamiento según lo que pasa determina lo que pasará y que explora todas las posibilidades) para hacer con el control de todo y todos los que le rodean.
Como ya he dicho, a medida que avanza la trama no sólo veremos el avance de la Guerra Santa, sino que veremos las distintas caras del Consulto (del que prácticamente no aparece nada) y obretendremos información tanto del primer Apocalipsis como de la gran guerra que hubo antes entre dos razas muy poderosas pero prácticamente extintas en la actualidad.
El fuerte de la obra está en seguir las líneas de pensamiento de los personajes, desde la implacabilidad de Kellhus, el odio de Cnaiür o el descreimiento de Achamian mientras a su alrededor la Guerra Santa prosigue imparable hacia su destino.
Toda la obra tiene un tono deprimente en el que a veces se echa de menos algo de humor. Los personajes no acaban de quedarnos claros en cuanto a descripción física (compensada de sobras en cuanto a la psicológica), así como pasa con los lugares. La mayoría del tiempo será nuestra imaginación la que tenga que rellenar los huecos que la narración deja.
La saga es densa, muy densa. Y si no estáis dispuestos a sumergiros al 100% no la disfrutaréis. Requiere que os metáis con toda vuestra cabeza, y que le déis vueltas a algunos de los principios que expone para poder entenderla del todo (y ni así). Pero una vez consigues somergirte en ella, disfrutas como un enano de las conversaciones (sobretodo las de Kellhus, al que a veces es mas que difícil seguir).
El sexo está muy presente durante toda la obra, y se le trata desde todas las vertientes: dominación, liberación, placer, tortura, homosexualidad... Es muy difícil encontrar una obra que lo trate tan abiertamente.
Como mayor punto negro, un final abierto como pocos, que nos prepara para los dos siguientes libros de la saga. Dos libros que transcurrirán veinte años en el futuro y en los que espero se nos descubra al Consulto. También resaltar que el tercer libro es mas flojo que los dos primeros, supongo que, sobretodo porque Kellhus deja de ser el protagonista absoluto.
Os hará reflexionar sobre varias cosas primordiales en la vida, tanto sobre las relaciones humanos, sobre el poder, la sexualidad y sobre la religión con una profundidad que no se le presupone para nada a ninguna obra fuera de éstos campos específicos, y mucho menos a una de fantasía.
Me dejo muchas cosas, sobretodo en cuanto a trama se refiere. Pero os recomiendo una triología profunda, densa y que requiere tiempo de reflexión en muchos de sus capítulos; con unos personajes psicológicamente inigualables y de una profundidad inacabable. Queda abierta? demasiado. Compensa su lectura? Sí, es una obra única.
Debéis leerla para haceros una idea propia de lo que ésta obra puede ofreceros, puede que os guste, puede que no, pero estoy seguro que no dejará indiferente a nadie.

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