jueves, 7 de noviembre de 2013

Castle T1


Buscando series nuevas con las que pasar entretenido los ratos de pintura, me decanté por ésta (Castle). Primero porque cuando veía las promos en cuatro me llamaban la atención, y segundo porque es del mismo estilo que el Mentalista o White Collar, y me gustan mucho ambas.

En ésta, la excusa para tener a alguien ayudando a la policía es que éste alguien es escritor (de los que venden mucho) y para superar un bloqueo creativo le pide a su amigo el alcalde si puede seguir a una policía que le ha gustado, para inspirarse y esas cosas.

Y digo inspirarse porque es especialista en novelas de misterio/asesinatos, con lo que estar al lado de los que los resuelven puede venirle bien.
La gracia de la serie está principalmente en el personaje masculino, que es desde un mujeriego que se lo tiene creído (jugador, bebedor y manipulador) hasta un buen padre (más gracias a la hija que a sí mismo). Un personaje con carisma y suficientes facetas como para hacer la serie interesante.

En el otro lado tenemos a la detective de policía, que evidentemente tiene un carácter fuerte que no se deja avasallar por el de Castle, dándole un contrapunto que poca gente le da.

Diez capítulos de casos auto conclusivos para ésta primera temporada; eso es lo que tenemos. Es cierto que en el último se abre una puerta para la segunda temporada, pero en ésta sólo tenemos eso.

Y le pesa mucho. Porque series de procedimentales las hay a patadas, pero al menos, la mayoría de ellas tiene una trama de fondo, hilo conductor entre capítulos, aunque salga de forma muy tenue. Pues bien, ésta serie no tiene ese hilo conductor.

Es gracioso ver (y oír, me encanta el doblaje de Castle) la serie y los casos son del estilo que hemos podido ver en otras tantas series: cadáver, investigación, resolución. Pero el nivel general queda lejos de las dos que he comentado al inicio de la reseña.

Espero que ésta primera temporada fuera más una prueba (por aquello de ser más corta) y a ver qué tal iba, porque en caso contrario estaremos ante una serie entretenida sin más.

Por lo menos la química sexual (no hacen nada, marranos!) entre los dos protagonistas está bien llevada, así como la relación de Castle con la hija y la madre, que nos dan los mejores momentos de la temporada.

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