sábado, 26 de agosto de 2017

Hace un Año CXLIV... Kubo y las dos Cuerdas Mágicas

Ésta semana os traigo una película de animación, una virguería visual que pasó con más pena que gloria por los cines del mundo y que hoy intentará pasarse por vuestros reproductores habituales.

Kubo nos narra la historia de un chico que, desde que tiene uso de razón, ha estado viviendo con su madre; es una mujer que despierta únicamente por la noche, y durante el día el chico debe cuidar de ella. Pero Kubo es un chico bastante vital, un narrador de historias que todo el pueblo quiere y con un don para dar vida a trocitos de papel.

Hasta que un día algo viene a reclamarle, momento en el que las historias que le contaba su madre se volverán realidad y deberá emprender una aventura para salvar su vida y descubrir muchos elementos sobre su linaje.

A modo de película de aventuras se nos presenta una pequeña maravilla; es una película bastante emocional con una trama que bebe de varios cuentos de origen asiático (de donde también coge imaginario visual), con un protagonista muy carismático y una trama que, aunque se vaya volviendo previsible según avanza, en ningún momento pierde la magia que exhibe en su tramo inicial.

Dejando el buen argumento y su bien medido ritmo a un lado, pasemos al apartado visual, auténtico reclamo de la película y en el que su estudio empieza a ser un maestro. Se trata de una película que mezcla animación stop motion (plastelina animada) con algún efecto por ordenador para suavizar algunas transiciones, con un resultado magistral y de auténtico mérito. Y digo de mérito porque no es sólo una virguería técnica, sino que se da de la mano con un arte muy impactante.

La música, con evidentes tonos asiáticos es otra de las protagonistas de éste cuento moderno. Y lo es porque no sólo acompaña, sino que consigue integrarse en el metraje de forma totalmente orgánica.

Entonces, es una película sobresaliente? Sí, pero le falta pulir un par de detalles para ser una obra maestra. El más evidente es forzar el humor en algunos momentos, ya sea para desengrasar o para hacer más “molones” a los personajes; es algo que se siente forzado y no acaba de encajar. Luego está un trocito hacia el final, donde se pasa a la acción por la acción y en el que he desconectado de la película, que me estaba contando una cosa totalmente distina.

Pero bueno, quitando éstas dos pequeñas marcas en su expediente nos queda una cinta para nada esperada y que demuestra que hay talento para la animación más allá de los dos estudios que cada año nos bombardean.

Valoración Personal: 9.

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