Me gusta, me gusta el olorcito
a final que tiene éste comic ya por los cuatro costados, y me gusta que se
vayan “cerrando” distintas etapas. Es un tomo que termina a su manera el
combate contra Obito, y lo hace de la mejor (y típica) manera posible: juntando
el poder de todos los ninja en una especie de juego de estirar la cuerda en la
que la unión acaba por hacer la fuerza.
Son combates espectaculares
visualmente, pero muy alejados de las técnicas ocultas o de intentar engañar al
rival: aquí la idea es pegar al otro todo lo fuerte que se puede, sin
sutilezas.
Luego está la “conversión” de
Obito, algo que se veía venir y que se ha preparado durante unos cuantos tomos,
lo que hace que se sienta más orgánica de lo esperado. Entonces, malo
eliminado, final del manga? No.
Porque como no podía ser de
otra manera el malo ahora ha pasado a ser Madara, resucitado y con todo
saliendo según sus planes (que seguro que Mashima ha improvisado sobre la
marcha, al menos cómo van sucediendo las cosas) que no acaban de cuadrar con lo
visto hasta el momento, pero oye: nuevo final boss a derrotar, full power!
Cuatro tomos por delante para
terminar y sigue pareciéndome tremendamente entretenido, y con más épica de la
esperada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario