Es muy evidente que Nintendo
Switch está viviendo éste año (2018) de refritos de la Wii U y juegos indie.
Obras que por un motivo u otro no tuvieron la repercusión esperada y que acaban
viviendo una segunda juventud en la Switch. Y un caso similar es el de éste
Captain Toad Treasure Tracker, un juego que nos viene portado y que por cosas
de la vida no había podido jugar hasta ahora.
Historia: Encarnamos a Toad, al que un pájaro gigante le roba
cierta estrella y de pasada a Toadette. Así, nuestro objetivo será superar una
pantalla tras otra, recuperando las estrellas hasta llegar a recuperar a
nuestra amiga.
A lo largo de un buen puñado
de niveles y con una historia prácticamente inexistente el juego nos invita a
seguir pantalla tras pantalla, presentado como si fuera un cuento y cada
pantalla una página del mismo.
Irrelevante totalmente.
Apartado Técnico: Pasa con todos los juegos de Nintendo: tenemos un
apartado artístico bonico a más no poder, de esos que entran por los ojos cosa
mala. Colorido, bien terminado, sin dientes de sierra… pero que técnicamente no
es gran cosa. Artístico por encima de técnico.
Son mundo pequeñitos, muy bien
diseñados en forma (generalmente) de cubo que podemos girar, acercar, alejar,
mover la cámara… vamos, que podemos explorar libremente todos los rincones del
mismo, y el juego lo hace sin ningún tipo de ralentización y mostrando en todo
momento el adorable apartado visual del que hace gala el juego.
Jugabilidad: Estaremos limitados a mover a Toad por el escenario,
sin saltar o hacer ninguna gran cosa (aunque hay un pico que permite romper
bloques, escaleras por las que subir, interruptores que pulsar, etc…). Así que
nuestro tiempo se limitará casi de forma exclusiva a movernos por los escenarios
buscando sus secretos a la vez que intentamos llegar hasta la estrella que hay
al final.
Son todos pequeños puzles,
incluso algunos dentro de otros. Y a lo largo de una gran multitud de pantallas
podremos limitarnos a conseguir la estrella, encontrar los tres diamantes,
cumplir el requisito de la pantalla o buscar a nuestro alter ego pixelado. Son
distintas capas de dificultad y entretenimiento para el que quiera meterse más
o menos en el juego, que tienen su recompensa en forma de niveles adicionales
de dificultad mucho más alta.
Y hablando de la dificultad,
salvo el tramo final y los niveles “secretos” el juego no presenta un reto
mayor que el fijarse e intentar resolver lo que propone cada pantalla.
Pantallas cortas, divertidas y con mecánicas distintas que no te dan la
sensación de estar jugando todo el rato a lo mismo.
Tenemos un juego ideal para
partidas cortas, que os durará más o menos según lo que queráis exprimirlo. Y
ya os digo que tendréis ganas de hacerlo todo: es divertido.
Un juego que funciona mucho
mejor jugado en portátil porque el control de la cámara se hace más intuitivo
que en modo dock, pero que permite incluso partidas a dobles que hacen la
experiencia más sencilla.
Opinión Personal: Captain Toad Treasure Tracker es uno de esos juegos
de fondo de armario que tan bien sabe hacer Nintendo, un juego de puzles
tremendamente divertido que te engancha desde el primer momento por lo bonitos
que son sus escenarios, y lo bien diseñados que están, hasta el punto que llega
a apetecerte incluso hacerte un modelo 3D con papel o similar para poder
disfrutar de esos escenarios en la vida real.
Cuenta además con una gran
variedad de pantallas y mecánicas, lo que hace que la experiencia no llegue a
cansar nunca, lo que unido a todo lo que se puede hacer en cada una de esas
pantallas nos da un juego que se adapta al tipo de jugar que seas. Eso sí,
mejor que seas de los concienzudos, lo pasarás mejor.
Entre tanta simpatía y tanta
pantalla molona también es cierto que se echa de menos una mínima historia que
lo vertebre todo y de más sentido al formato libro de cuentos que tiene la
selección de pantallas. O que permita competir con otro jugador a pantalla
partida en lugar de compartir controles. Pero son fallos menores que no empañan
lo bien hechos que están los minijuegos.
Lo que sí que tira un poco
para atrás es el tramo de niveles secretos, que pega un subidón de dificultad
para el que no estaba preparado, y casi transforma el juego quitándole ese
elemento contemplativo para darnos cierta urgencia por culpa de un exceso de
enemigos. Creo que es un error y que se podría haber hecho de otro modo, pero
bueno, la mayoría de jugadores ni siquiera llegará a ver éstos niveles.
En resumen, que si os llama la
estética y buscáis un juego simpático y amable para echaros unas partidas antes
de cenar, en el tren o que no os lleven demasiado tiempo, tenéis en Capitan
Toad un muy buen juego para hacerlo, y que luce tremendamente bien tanto en
dock como en modo portátil.
Valoración Personal: 8,5.
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