Cae el tomo 32 y la
cosa es evidente, el nivel del manga ha bajado bastante en ésta nueva saga, la
de
Hueco Mundo. Y lo ha hecho porque se deja totalmente de lado la trama para
centrarse en los combates.
Por suerte los
combates, aunque se hagan algo más largos de lo habitual, consiguen ser
interesantes, incluso emocionantes pese a que los enemigos no tienen el mismo
carisma que tenían los capitanes de la Sociedad de Almas. Son dos los combates
que marcan el ritmo del tomo, el de Renji e Ishida (que ni termina) y el de
Ichigo (al que dan una paliza que salva la llegado de Grimmjow, el único
enemigo nuevo junto a Ulquiorra que ha demostrado cierto carisma).
El problema no está
en que sea un comic de hostias, ya era esperable. Está en que los enemigos no
están a la altura (en carisma) de lo que se ha visto antes en la misma obra, y
en que los combates buscan más la pose y alargarse que la agilidad e ir al
grano.
Aún con todo lo
dicho, sigue siendo un comic que disfruto leyendo, y más ahora que puedo
marcarme yo el ritmo, y no tener que esperar tres meses entre tomos (algo
matador en tomos como éste).
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