Señoras y señores, ayer la noticia futbolística del día no fué lo que pasó en Sevilla, ni la remontada del Barça. La noticia fue que al fin ha acabado la liga de fútbol universitaria. Para los que no lo sepan estaba jugando en un engendro de equipo llamado química B (y ni siquiera soy de química).
Han sido un total de 10 partidos, con un balance de 14 goles a favor y ¡140! en contra, o sea 10 a 1 de media en unos míseros 40 minutos de partido. Para llorar. El equipo lo formó un amigo mío, que me engañó vilmente diciéndome que los que se apuntaban sabían jugar al futbol. Parecíamos los siete jinetes del apocalipsis (vale, son menos, pero pa vernos), hubo incluso un equipo que se fue enfadado porque sólo no había metido 10...
En fin, se ha acabado el suplicio, aunque no descarto repetir el año que viene (es lo que tiene la vena masoquista) porque por lo menos servía para hacer ejercicio.
Han sido un total de 10 partidos, con un balance de 14 goles a favor y ¡140! en contra, o sea 10 a 1 de media en unos míseros 40 minutos de partido. Para llorar. El equipo lo formó un amigo mío, que me engañó vilmente diciéndome que los que se apuntaban sabían jugar al futbol. Parecíamos los siete jinetes del apocalipsis (vale, son menos, pero pa vernos), hubo incluso un equipo que se fue enfadado porque sólo no había metido 10...
En fin, se ha acabado el suplicio, aunque no descarto repetir el año que viene (es lo que tiene la vena masoquista) porque por lo menos servía para hacer ejercicio.
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