Muchos dicen que hay personas que nacen con un talento especial para la guerra.
Con sus casi dos metros y medio de altura, su cuerpo de musculatura perfecta y su inquebrantable devoción por la lucha, el gigantesco Odín Goldsmith es la personificación de esa afirmación.
Hoy, a sus cuarenta y seis años de edad, sigue siendo el soldado perfecto.
Con sus casi dos metros y medio de altura, su cuerpo de musculatura perfecta y su inquebrantable devoción por la lucha, el gigantesco Odín Goldsmith es la personificación de esa afirmación.
Hoy, a sus cuarenta y seis años de edad, sigue siendo el soldado perfecto.
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