Justina nació con la terrorífica capacidad de ver los pecados que se ocultan en el alma de los demás, lo que casi la volvió loca cuando no era más que una niña. Tras ser trasladada a la ciudad santa de Albidion para ser entrenada como ejecutora de la Iglesia, se hundió en una profunda desesperación de la que sólo logró salir gracias al afecto y dedicación de Damien, uno de sus compañeros.
Ahora es una solitaria Inquisidora de aterradora eficacia, no sólo capaz de esgrimir una habilidad marcial inhumana, sino también de controlar la maldad que hay en los demás y hacer que los devore por dentro. Encuentra un oscuro placer en la caza, y nada le hace sentir más viva que la emoción de acabar con aquellos que tienen oscuridad en su interior. Desgraciadamente, ante sus ojos malditos, muy pocos son inocentes.
Ahora es una solitaria Inquisidora de aterradora eficacia, no sólo capaz de esgrimir una habilidad marcial inhumana, sino también de controlar la maldad que hay en los demás y hacer que los devore por dentro. Encuentra un oscuro placer en la caza, y nada le hace sentir más viva que la emoción de acabar con aquellos que tienen oscuridad en su interior. Desgraciadamente, ante sus ojos malditos, muy pocos son inocentes.
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De espaldas
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