jueves, 8 de agosto de 2013

Black Mirror T1


Animado a verla ahora hará un año, entre cervezas y alguna otra tapa, la verdad es que tardé unos meses en ponerme a ello. Concretamente hasta finales de octubre del año pasado (sí, la entrada está programada desde entonces XD).

De qué os estoy hablando? Pues de una miniserie llamada Black Mirror de la que muy probablemente ya habréis oído hablar.

Qué hace especial a ésta miniserie?

Primero que son tres capítulos que no guardan nada en común entre ellos, a no ser un uso cuanto menos curioso de la tecnología, con un enfoque de ciencia ficción cercana (vamos, que podría pasar en breve) y unos guiones transgresores y distintos de lo que estamos acostumbrados a ver.

Probablemente sea el primer capítulo de la miniserie (son tres) el que más comentado he visto, en el que se rapta a una hipotética princesa inglesa, y se amenaza con matarla a no ser que el primer ministro salga por televisión copulando con un cerdo. Sí, como lo leéis.

Un buen ejercicio de qué pasaría si… en el que las nuevas tecnologías (youtube a la cabeza) muestran hasta que punto se puede empujar a un gobierno y lo imposible de controlar todo el tráfico de información. Además de ver cómo nos hemos vuelto, y el morbo que esa posibilidad podría despertar en la sociedad.

Está todo muy bien llevado, y sin tener ninguna escena explícita logra removernos algo por dentro.
El capítulo de en medio es una crítica feroz a los reallity shows, redes sociales y televisión basura en general. En él, seguiremos a un chaval que cada día hace ejercicio sobre una bici con tal de ganar créditos, unos créditos que se pueden gastar para muy distintas funciones.

Una historia que pasa de ser de amor dentro de un sitio cerrado y con una vida monótona a lo deshumanizados que nos estamos volviendo y la importancia que le damos a cosas que ni tan sólo existen.

Y el último capítulo parte con la hipótesis de una sociedad en la que nos han implantado chips de memoria, con los que podemos visualizar toda nuestra vida al segundo, teniendo imágenes de cada uno de los momentos que hemos vivido.

Eso va derivando en una trama de celos que es mejor que veáis por vosotros mismos.

Tres capítulos que dan una buena hostia a la sociedad de consumo actual y su dependencia de la tecnología, así como a lo inhumanos y poco críticos que nos estamos volviendo a medida que pasan los años.

Vale la pena verla; estoy seguro que alguna reacción os sacará, de eso estoy convencido.

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