Segundo tomo seguido
en el que se hace evidente que el ritmo de Naruto ha cambiado bastante, ahora
parece que el mangaka quire tomarse las cosas con más calma, madurando una
trama que le dure más que las anteriores, aunque sea a costa de bajar el
pistón.
Y la verdad es que
de momento la cocción le está saliendo bastante bien, con la presentación con
más profundidad del personaje de Tsunade (flashback, deseos, poderes, etc...) y
su desesperación por recuperar algo que perdió en el pasado, hasta el punto de
estar dispuesta a pactar incluso con Orochimaru.
Por su parte Naruto
sigue con el entrenamiento para aprender la nueva técnica (de la que también
conoceremos algo más), un entrenamiento bien pensado y que le está llevando
hasta el límite.
En fin, que el manga
se nos va haciendo mayor y demuestra más madurez, pero se hecha de menos la
velocidad y sorpresa que sí tenía toda la parte inicial (unos catorze tomos,
más o menos).
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