Con el tomo anterior
decía que la obra caía un poquito y podía señalar el inicio de la decadencia
del manga. Pues bien, me como mis palabras y digo que en éste tomo 36 la cosa
vuelve a remontar y lo hace poniendo a Naruto en segundo plano mientras entrena
con su revolucionario método.
El foco lo ponemos
sobre el grupo de Shikamaru y Asuma, que se encuentran con dos de los Aktasuki
y luchan contra ellos.
El combate no es que
sea de los espectaculares visualmente, de hecho da todo el rato la sensación de
que un bando está jugando con el otro. Pero la tensión y lo original de algunos
momentos hacen que se te pase el tomo en un suspiro.
Por si fuera poco se
nos acaba de forjar el vínculo entre Shikamaru y su maestro, algo inevitable
dado el final dramático que tiene. Si es que uno no puede apedillarse Sarutobi
en ésta obra...
Divertido y ágil.
Lástima que al final Akatsuki diga su plan mierder...
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