Sigue de forma inevitable la
guerra ninja, esa en la que luchan todos unidos contra Madara, los resucitados
y sus clones. En ésta ocasión llama la atención la poquísima acción que hay, y
más comparándolo con lo sucedido en el tomo anterior. La excusa? Que es de
noche y el enemigo se limita a asesinar usando clones.
Lo bueno del tomo? Toda la
discusión entre los dos Kages y sus respectivos Jinchurukis. Es lo que ocupa la
mayor parte del tomo, el ver si convencen a Naruto o al Raikage de que los dos
Biju deben participar en la batalla. Lo curioso del caso (y lo que hace que el
tomo me haya gustado) es que hace mediante escenas tanto en el presente como en
el pasado, conociendo más sobre Bee y la relación con su Kage.
El ir cambiando de escenario
(guerra/discusión/pasado) hace que el ritmo del tomo se mantenga en todo momento
incluso con la falta de acción, se conozcan mejor a dos personajes importantes
y se reivindique una vez más la figura del padre de Naruto.
He agradecido sobremanera la
falta de acción, necesitaba un tomo que me apartara de la primera línea de la guerra
y los combates contra los resucitados que no llevan a ningún sitio
(desgraciadamente pinta que ahora vienen unos cuantos). Me gusta que los
personajes evolucionen, y eso es lo que ha pasado aquí.
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