No sabría deciros qué es lo
que hace especial a Saga. A ver, es una odisea espacial con un imaginario
realmente original y un gran dibujo. Pero la trama tiene altibajos, parece no
dirigirse a ningún sitio y
conformarse con seguir las desventuras de sus protagonistas.
Ah! Ahí están: son los personajes los que hacen grande a Saga!
Éste séptimo volumen sigue las
andanzas de la familia protagonista, un grupo de personas que se han unido por
una u otra razón y que parecen contentarse con vivir juntas. Pero siguen
persiguiéndoles, y a veces no todo el mundo puede sobrevivir.
La lectura de éste número es
altamente satisfactoria: reaparecen algunos secundarios que no acababa de
recordar. La vida pasa factura a los protagonistas. La narradora va creciendo
emocionalmente. Y se muestran temas sociales curiosos, sin ningún tipo de
tapujo.
Con todo éste rollo quiero
decir que en Saga no importa absolutamente nada el destino: lo importante es el
viaje y con quién lo compartes. Las pequeñas (o no tan pequeñas) cosas que te
suceden por el camino y lo que supone para ti la familia. Quizá sea un
argumento que hemos visto muchas veces, pero el tener unos personajes tan vivos
hace que te cale muchísimo más.
Y luego está el dibujo, una
maravilla que comento en todos los números y que acaba de redondear las
personalidades de todos... (y que no se corta en mostrar ni violencia ni sexo).
Muy buen tomo, parece mentira
que se pueda disfrutar tanto de un viaje sin objetivo aparente.
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