Y otro tomo de éste puro
divertimento que es One Punch Man. Lo curioso del caso es que volvemos a dejar
de lado al protagonista y su camarilla (salvo en un par de momentos puntuales)
para centrarnos
todavía más en la figura de Lobo.
Sí, el Lobo que se había auto
nombrado monstruo y se dedicaba a cazar a héroes, ahora está del lado de los
monstruos, aunque su comportamiento parece más el de un niño enfadado que el de
alguien capaz de matar a sangre fría.
Es un personaje que gana
profundidad (algo impensable en éste comic) gracias a una serie de escenas en
las que parece que el cuerpo le funcione sólo, que encima nos sirven para
explicarnos (aunque sea cutremente) cómo leches consiguió Saitama llegar al
nivel de poder descomunal que tiene ahora.
Me parece interesante que el
tomo centrado en un villano sea de los que más “chicha” ha puesto en la trama
en mucho tiempo.
Por lo demás como siempre:
acción de la espectacular, de esa que deja pensando qué clase de manos
bendecidas tendrá el dibujante acompañado de sentido del humor (menos del
habitual) y la sensación de que estamos yendo hacia algún lugar. Ya veremos
cuál.
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