La Switch se ha convertido en
una especie de lugar feliz, una máquina que gracias a su naturaleza híbrida me
permite seguir jugando cuando me quedo sin tele, y eso hace que le tenga un
cariño especial.
Es por ello que algunos juegos
los compro directamente aquí, pese a salirme más caros que comprados en pc. Lo
hago porque pienso en jugar tanto en casa como fuera, y la facilidad que me da
ésta máquina para ello es para darles un premio.
Dentro de los juegos que no
hubiera jugado nunca de no ser porque me los puedo llevar conmigo están una
serie de indies que ya irán pasando, pero que tienen a Owlboy como uno de sus
mejores representantes. Vamos con él.
Historia: Encarnamos a un búho que no hace prácticamente nada bien,
un chaval aprendiz de un sabio que el evidente problema de no poder hablar.
En éste escenario veremos cómo
nuestro pueblo es presa del ataque de unos piratas, y junto a un buen amigo
nuestro intentaremos evitar el desastre.
La trama va más allá, nos
lleva por templos perdidos, a la búsqueda de reliquias, por momentos duros, y
por grandes fracasos de nuestro personaje. Pero esa es la gracia: las cosas no
siempre salen bien, y nuestro pequeño grupo intentará por todos los medios
hacerlo lo mejor posible, seguir adelante cuando parece todo perdido y apoyarse
los unos en los otros para conseguir triunfar.
Es una historia pequeñita, con
cierta épica, pero que basa su atractivo en los personajes, en cómo se
relacionan, en esa amistad que les une y les hace especiales. Algo que se
refleja incluso en el apartado jugable.
Apartado técnico: Visualmente el juego tiene un pixel art muy
bonito, es de esos juegos que parecen de Super Nintendo (aunque la máquina no
los pudiera correr) y aprovechan ese aspecto visual para ser atractivos sin
necesitar motores muy potentes.
Se apoya en un buen diseño
artístico, con escenarios variados y muy bonitos. Pero se basa especialmente en
el diseño de personajes y sus animaciones, muy bien recreadas y tremendamente
simpáticas.
La banda sonora también está a
la altura, tanto en los momentos buenos como en los malos, y redondea un juego
que, jugado en modo portátil es una auténtica delicia.
Puede que en televisor pierda
algo de su magia (el tamaño de la pantalla hace que se vean mucho más los
truquillos), pero no por ello deja de ser un juego muy bonito.
Jugabilidad: Es curioso que nuestro personaje sea mudo (son sus
amigos los que hablan por él) y no tenga ninguna habilidad más allá de volar.
Eso hace que dependamos constantemente de nuestros compañeros para seguir
avanzando, algo que refuerza enormemente la narrativa y hace que les cojamos
más cariño.
Básicamente es un juego de
plataformas con algunos puzles, de explorar el escenario para seguir adelante y
usar las habilidades de nuestros amigos para afrontar los peligros.
Tiene cierto toque
metroidvania, en cuanto a poder volver atrás con nuevas habilidades y descubrir
algún secreto. Pero en general es una aventura lineal sin una dificultad
excesivamente elevada, ni en los puzles ni en el combate.
Opinión Personal: Reitero que la Switch me está haciendo jugar a
juegos que me llevan a mi infancia/adolescencia, juegos que tienen aún esa
magia jugable, que les aleja de las grandes producciones pero que demuestran
tener un corazón enorme.
Owlboy es uno de esos juegos.
Un juego que en ninguno de sus apartados puede competir con un AAA. Es
claramente inferior en todo. Pero el conjunto de sus elementos destila el amor
que han puesto los desarrolladores en hacerlo, es algo que se nota en todos los
detalles, en el mimo de las animaciones, en el mensaje que te quieren enviar. Y
en que es un juego estupendo.
Habrá quien lo deje pasar por
verse anticuado, o porque es un género que ya no toca. Pero de verdad que si
queréis volver a sentiros como niños, es con juegos como éste con los que lo
conseguiréis. Juegos que se han apartado de un patrón preestablecido, que
funciona, y quieren aportar alguna cosa más, ser distintos al resto de la
competencia. Es algo distinto, que muy pocos consiguen, pero que cuando se hace
bien te deja con un juego que no desmerece para nada en la ludoteca de
cualquiera.
No es un juego excelente,
tiene errores (como cierto bajón de ritmo antes de la recta final), pero no por
ello deja de ser muy recomendable y una oportunidad de ver que se siguen
haciendo juegos “pequeños” tremendamente divertidos.
Valoración Personal: 8,4.
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