Parece mentira la
tensión que se respita durante todo éste tomo, especialmente con su arranque y
el combate que mantienen Ito Ogami y Retsudo, un segundo combate que nos lleva
a lo largo de unas cien páginas totalmente magistrales en lo que a acción o
combate con espadas se refiere.
Pero las cosas
vuelven a interrumpirse, y es que el veneno del maldito envenenador (qué tirria
le tengo) hace que el combate se tenga que detener, los dos adversarios se unan
para salvar la vida del chiquillo de Ito y luego la trama se precipite hacia
otra cosa que ya veremos por dónde nos sale.
Éstos últimos tomos
nos han servido muchísimo para entender la mentalidad de Retsudo y lo que llega
a parecerse a la de Ogami. Dos Samurai de pura cepa que se ven obligados por
las circunstancias (y las malas artes en el pasado del villano) a enfrentarse,
pero respetándose muchísimo y estando tremendamente igualados.
Otro tomo espectacular,
de lectura rápida, amena y que no se pirede en las tramas secundarias que
lastraban la narración al inicio de la obra. El autor se nota suelto y seguro
en todo el tramo final y la calidad general está a un nivel altísimo. Un must
en toda regla, que por años que tenga no se siente para nada viejuno.
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