Acabo éste y me queda sólo uno
para terminar Lobo Solitario y su Cachorro, una obra que tuve en el punto de
mira durante años y cuya reedición aproveché para ponerme al día, con el
tiempo.
El tomo que hoy os traigo deja
terminada la historia del envenenador, ese personaje que ha estado dando por
saco los últimos tomos y que parecía servir únicamente para que le cogiéramos
tirria y para postergar el inevitable enfrentamiento final.
Me gusta la tensión que saben
crear, me gusta el personaje de Restudo, me gusta el comportamiento del niño,
me gusta la muerte del envenenador y me gusta ver a Ogami volviendo
momentáneamente a su comportamiento anterior. Pero tengo la sensación de estar
ante un tomo que se estira un poco de más.
Creo que aquí ha fallado un
poco (muy poco) en lo que mejor hacía hasta el momento: narrar visualmente y
darnos ritmo mediante la no inclusión de texto, haciendo así que los momentos
menos trascendentales pasaran más rápido y se leyeran mediante el dibujo. Pues
en éste tomo me he sentido como si me contaran cosas de más, sobre explicando
algunas situaciones.
Pero bueno, sigue siendo mejor
que la mayoría de cosas que estoy leyendo, y una muestra de la madurez que
alcanzó éste manga en su segunda mitad. Lo echaré de menos.
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