Jojo sigue adelante con su
saga (la que cambia todo el tema del Hammon por unos seres con poderes) en la
recuperaba a Dio como villano y en la que los protagonistas están haciendo un
viaje a través del mundo para enfrentarse con él.
El destino de los Joestar
parece estar escrito, el enemigo ancestral acecha (aunque no se le vea el pelo
en éste tomo) y los combates se suceden uno tras otro. Se agradece
especialmente que no sea siempre el mismo el que combate contra los enemigos,
es más bien el que pille más cerca o un trabajo en equipo.
Reconozco que la imaginación
en los poderes de los enemigos es bastante elevada, y que los combates son muy
entretenidos, incluso diría emocionantes (aquí los secundarios pueden morir sin
demasiados problemas) pero no es menos cierto que la trama apenas avanza.
El tomo que tenemos entre
manos es otro más de transición, de ir viendo más poderes y acabar de
acostumbrarnos al cambio que ha pegado la serie en cuanto al combate se
refiere. Además, el peculiar dibujo ayuda mucho a conferirle personalidad al
conjunto.
De momento me parece la saga
más “típica” de las que llevo leídas, aunque no es menos cierto que me queda
bastante para terminarla. Veremos cómo sigue.
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