Vuelve Deadpool al blog, y lo
hace con su segunda entrega. Ésta particular saga de Marvel (no producida por
Marvel Studios) empezó con un éxito inesperado por parte de su primera entrega.
Una película que barrió en taquilla pese a su bajo presupuesto y nos descubrió
a un Ryan Reynolds desconocido.
Pero toca hablar de la segunda
parte.
Deadpool es un mercenario que
caza a los “malos” y con una vida bastante plena. Pero en el arranque de la
película pierde algo muy importante para él, e intenta llenarlo protegiendo a
un niño con poderes. De quién? De un asesino enviado del futuro para matarle.
Más o menos.
La trama es sencilla y
tremendamente lineal, una excusa para ver a Deadpool y seguir ampliando su
peculiar universo.
Es una película tremendamente
divertida, muy autoreferencial, que rompe la cuarta pared continuamente y con
una acción y un humor para mayores de 18 años. Y funciona.
La película funciona en parte
gracias al carisma del personaje protagonista, un Deadpool que no puede dejar
de hacer coñas, incluso cuando la cosa se pone dramática. Pero también lo hace
por un buen elenco de secundarios que le dan la réplica.
La acción es estupenda, un
tanto alocada y con cosas que jamás veremos en el universo cinematográfico
Marvel, pero que le dan personalidad a la cinta (el arranque y sus
desmembramientos son una declaración de intenciones).
Buen ritmo, duración medida,
buenas actuaciones, carisma a raudales. Entonces, es perfecta? No.
De entrada tiene esa ya
comentada trama excesivamente lineal, una simple excusa para tener al personaje
en pantalla, y con una estructura que te ves venir desde el principio. Y es una
pena, porque la película sigue siendo rompedora en lo demás.
El otro aspecto negativo es la
primera entrega, que dejó el listón tan alto que ésta sorprende menos (siendo,
en mi opinión mejor).
Sangre, chistes guarros y Ryan
Reynolds desatado. Eso es Deadpool 2. Y a mí me ha encantado. Eso sí, tenéis
que saber lo que vais a ver.
Valoración Personal: 9.
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