En el tomo anterior
nos dejaban la lucha entre los dos enemigos jurados lista y a punto de empezar,
y en éste tomo tenemos precisamente eso, lo que debería ser el fin de la
disputa entre los protagonistas y el viejo Retsudo. Pero no.
El imbécil del
catador, ese malo que viene molestando desde hace unos pocos tomos hace de las
suyas e inunda la capital. El resultado? Los dos enemigos se unen para hacer
frente a la inundación y salvar el máximo de vidas posible, posponiendo el
duelo.
Me encantan el
concepto del honor que tienen los dos personajes antagonistas, tan alejados en
lo que piensan pero tan iguales en el fondo. Escenas de los dos juntos son de
lo mejor que ha dado ésta obra hasta el momento. Y me encanta ver que el hijo
sigue por los mismos pasos.
Un nuevo tomo
realmente bueno, que te deja con la miel en los labios (tengo muchas ganas de
ver cómo termina todo) y sigue narrando una historia que ha ido de menos a más,
que ha destacado mucho en los últimos tomos al abandonar las historias auto
conclusivas y que tiene una narración simplemente perfecta.
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